sábado, 31 de agosto de 2013

EL ESCASO RESPETO A LA VIDA

Cuando miramos a nuestro alrededor, miramos pero sin ver lo que nos rodea realmente. Vemos árboles, animales, plantas, personas.... Es algo tan normal en nuestra vida que no pensamos que todo lo que nos rodea es VIDA. No son simples animales, plantas o personas, todo lo  que nos rodea tiene vida e influye para que todo lo que conocemos siga existiendo.

¿Por qué hay personas que quieren destruir la vida? ¿Qué mal le ha hecho el bosque, una ardilla o alguien que pasaba por allí?. No entiendo a las personas que intentan destruir el mundo de una manera u otra, provocando incendios, guerras u otras barbaridades.

¿Para enriquecerse de alguna manera?. No piensan que todo el mal que provocan se les está volviendo en su contra sin darse cuenta de ello y que mientras tanto están destruyendo toda la vida que existe. ¿Cómo una persona o personas pueden llegar a idear la destrucción no ya de bosques o animales, sino la de personas? es algo tan horrible que me cuesta concebirlo.

Por qué con todos los adelantos de hoy en día, y nuestra capacidad para inventar y crear, no utilizamos ese potencial para el bien de la humanidad, para ayudar a la vida y no para destruirla.

No entiendo esa obsesión por destruir a la humanidad, por acabar con todo lo que nos rodea. ¿Tan malo es el mundo en que vivimos?. Tan feo es que hay que destruirlo poco a poco. Tanta es la avaricia de los hombres que no respetan la vida y le dan tan poco valor.

No sé hasta donde serán capaces de  llegar, espero que no muy lejos por el bien de la vida en este planeta, por el bien de la humanidad.






sábado, 17 de agosto de 2013

LA SOLEDAD DE NUESTROS MAYORES

Hace unos días recibí una llamada de teléfono, por equivocación, de un señor mayor.

 Este señor preguntaba por su hija, yo le respondí que se había equivocado de número, el señor pidió disculpas diciendo que era un hombre de ochenta y siete años, yo le reste importancia, él colgó. Al cabo de unos segundos la llamada volvió a repetirse, era el mismo señor, cuando vio que se había vuelto a equivocar empezó a ponerse nervioso pensando que su hija había cambiado de número de teléfono y no se lo había dicho, pues decía que tenía el número memorizado y no se podía estar equivocando, yo seguí restando le importancia, pues la mayoría de nosotros nos hemos equivocado alguna vez al marcar.

Le dije que llamara a otro de sus hijos para ver si había cambiado de teléfono ya que el estaba seguro de que era este. Empezó a decir que tendría que llamar a telefónica haber que le decían, que tenía siete hijos. Este hombre, al final, no pudo contenerse más y empezó a llorar diciendo que era un hombre de ochenta y siete años, que no quería molestar a nadie, intente hablar con él sin éxito y colgó.

Cuando colgó, pensé en ese señor mayor, seguramente viviendo solo, triste, sin querer llamar a sus hijos para no molestarles.

Es una pena sentir que molestas a tus hijos, les has dado todo, has estado con ellos hasta que se han podido valer por si mismos, has dejado de hacer cosas pora cuidar les y estar con ellos cuando les has hecho falta, creo que pensamos que nunca hemos necesitado a nadie, que siempre hemos sido mayores, ya no nos acordamos de que una vez fuimos niños y necesitamos a nuestros padres como ellos nos necesitan ahora a nosotros.

La vida es una cadena, en la que todos necesitamos de todos, la soledad no es buena ni para los niños ni para nuestros mayores, no debemos dejar que piensen que son una molestia y una carga, pues algún día nosotros estaremos en su misma situación y no nos gustaría que nos tratasen de esa forma.

martes, 13 de agosto de 2013

SECUELAS DE UNA MALA GESTIÓN, INCOMPETENCIA, INHUMANIDAD O QUE SE YO

Ayer vi un reportaje en la televisión sobre la poliomielitis en España desde los años 40 a los 60.

 La enfermedad se dio en todo el mundo, fue una epidemia bastan importante desde el siglo XIX, no tenía tratamiento farmacológico sólo  se seguían algunas pautas que eran inhumanas como estas:



Los primeros tratamientos médicos de la polio aguda datan de los años 1780 a 1890. Consistían en purgas rápidas, aplicación de ventosas, aplicaciones con hierro al rojo y golpes de toalla húmeda sobre la columna para favorecer la circulación sanguínea. Se utilizaban baños calientes y tratamientos eléctricos para estimular los músculos. En 1892, el célebre Doctor Williams Osler argumentó contra dichos métodos medievales, tan ineficaces contra la "parálisis" como crueles para el niño. Osler sugirió que, mientras no existieran nuevos tratamientos para la neuropatología específica de la poliomielitis, era mejor no hacer nada y dejar descansar en la cama al paciente, con los miembros enfermos envueltos en algodón. No había gran cosa que hacer hasta el fin del período de la convalecencia, cuando a menudo se recurría a la cirugía ortopédica para restaurar las funciones lo mejor posible.

A la vuelta de los años 1920 y 1930, los médicos trataban principalmente de prevenir o de minimizar la parálisis, primero mediante la utilización precoz de inmunoterapia con suero de convaleciente y luego, poco a poco, insistiendo en una estricta inmovilización en el curso de la fase aguda de la enfermedad y en las semanas siguientes. Este método alcanzó su punto culminante a finales de los años 1930, con la utilización de tablillas normalizadas y "armaduras" con las que se sujetaba a los niños, a menudo varios meses seguidos, debiendo ser transportados tal cual por sus padres.

En los años 1930, la hermana Elizabeth Kenny, una enfermera australiana, reaccionó contra la ortodoxia de la inmovilización. Abogó por el tratamiento de los espasmos musculares por medio del calor y de una fisioterapia pasiva, con el fin de reeducar los músculos enfermos lo más pronto posible después de la fase aguda. En 1940-41, la hermana Kenny llevó su mensaje revolucionario a América del Norte, recorriendo los Estados Unidos y Canadá para formar a otras enfermeras en sus métodos.
Hasta la aparición de los pulmones de acero, al final de los años 1920, nada podía impedir la muerte de pacientes con parálisis de los músculos de la respiración y/o de la deglución, conocida bajo el nombre de "poliomielitis bulbar”. En los años 1930, el pulmón de acero simbolizaba lo peor de la poliomielitis y lo mejor que la tecnología médica podía ofrecer para salvar vidas. Pero los pulmones de acero eran escasos y caros, y los médicos se encontraban frente al doloroso dilema de tener que decidir a quien le sería más útil. En fin, en los años 1940-50, algunos hospitales pudieron disponer de pulmones de acero en gran cantidad, la mayoría para adultos. Se dio el caso de mujeres embarazadas que daban a luz en el interior de un pulmón de acero.
En España, aún en plena época epidémica, eran muy pocos los hospitales que disponían de pulmones de acero.


Fue una epidemia bastante cruenta que se daba sobre todo en los niños menores de 7 años, enfermedad horrible para niños de esas edades que solo piensan en jugar, correr saltar y disfrutar, pues todo eso ya no podrían volver a hacerlo.
En muchos países como EEUU o Canadá comenzaron a investigar sobre esta enfermedad, consiguiendo con el paso del tiempo vacunas con bastante éxito. Las cuales fueron puestas a disposición de todas las personas de forma gratuita y así disminuir está epidemia y sus efectos.

No me explico como en un país como España con un gran número de niños afectados, no se utilizó esta vacuna de forma gratuita como en todo el mundo, además se utilizo varios años después de saber de su eficacia por lo que muchos niños padecieron esa enfermedad quedándeles las secuelas correspondientes o muriendo muchos de ellos.

 La vacuna se empezó a comercializar en 1955 y España no las empezó a utilizar hasta 1963. ¿En qué pensaban? ¿Qué la enfermedad no existía o que desaparecería sin más? ¿Cuántos niños tuvieron que morir o padecer esta enfermedad?.



En España, las autoridades sanitarias no utilizaron ninguna de estas vacunas hasta 1963, pese al mantenimiento de la grave situación epidémica existente  con una tasa anual de poliomielitis que superó los 2.000 casos entre los años 1959 y 1960 y siendo los niños menores de siete años los más afectados (90%). La primera campaña de vacunación se realizó con la vacuna Sabin y se inició en noviembre de 1963.  La cobertura de vacunación superó el 90% y se realizó en un tiempo récord, en apenas unos pocos meses. Los resultados fueron excelentes, reduciéndose drásticamente el número de casos de poliomielitis. Así, en 1963 se registraron 1.959 casos, que descendieron a 193 en 1964 y a 70 en 1965. La reducción en la incidencia de la enfermedad fue del 90% tras sólo un año de campaña. A tenor de la tendencia epidémica de los años anteriores, la vacunación libró de la enfermedad a más de 4.000 niños en tan sólo dos años.

Si se hubiese comercializada la vacuna de forma gratuita y a tiempo, muchos niños de entonces, hombre y mujeres de hoy, no tendrían estas secuelas.