domingo, 10 de febrero de 2013

En mi pueblo hay una señora encantadora, es viuda desde hace muchos años, era costurera, con la edad lo dejo como es normal, pues la vista no es la misma cuando eres joven que cuando eres mayor. Todo el  mundo la conoce por Carmelita.

 Esta señora tiene varios hijos e hijas, pero vivía sola, sola hasta que no se como ni cuando, esta señora se volvió a encontrar con un antiguo pretendiente, de su juventud, viudo también, No se como ambos se plantearon el vivir juntos, quizás porque ambos se sentían solos y la soledad cuando eres mayor y ves que tus hijos tienen sus vidas, que apenas te visitan y los días pasan en soledad ha de ser muy triste. Por lo que ambos decidieron unir sus vidas  “en pecado” como decían los antiguos para mitigar esa soledad, aunque la familia no lo aprobase.

Esta pareja  bastante mayor, ha demostrado una gran valentía, no se han dejado manipular por la familia y han unido sus vidas en contra de la soledad. Es muy bonito verlos agarrados de la mano, siempre contentos y de buen humor, cariñosos con todo el mundo, cuando van a tomarse una cervecita o lo que se encarte. Por cierto el verdadero nombre de esta mujer es Alegría.

Deberíamos pensar en nuestros mayores, sobre todo en los que se encuentran solos y no dejarlos en esa tristeza, han de sentirse acompañados, comprendidos y sobre todo queridos.

He encontrado una carta de una madre a su hija, es conmovedora y en ella se reflejan muchas cosas que no me gustaría olvidar y que espero que no se le olvide a nadie por eso os la pongo.

“Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido... por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme. Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. Y recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña. Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada. Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida. El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante. Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos. Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor. Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré. Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija... “

Desde que tengo uso de razón siempre he visto libros a mi alrededor, lo primero que me enseñaron fue a leer, a raíz de ahí me abrieron un mudo de posibilidades: culturales, fantasía, los libros te dan la posibilidad de perderte en cualquier lugar del mundo, de viajar a los lugares mas recónditos  e imaginar que puedes realizarse cualquier cosa que desees.  Me gusta la lectura y suelo leer bastante cuando puedo.

Este año me han regalado un libro digital y la verdad no me acostumbro a su lectura, a su tacto, puede que con el tiempo me acostumbre a el, pero de momento es raro leer algo que no huele a nuevo o viejo según sea el libro, algo que apenas pesa y tan pequeño,  da un poco la impresión de frialdad.

No es lo mismo sentarte delante de una chimenea con tu libro de toda la vida que con una tabla. No se si digo esto porque toda esta nueva tecnología me ha pillado un poco mayor y me asombro de todo lo que se puede hacer con un ordenador, un teléfono móvil o con cualquier otro aparato, pero lo cierto que es que me gustan los libros de toda la vida, aunque sean ladrillos y ocupen mucho espacio.

Creo que toda esta nueva tecnología es muy buena a la hora de estudiar, pues en poco espacio lo concentras todo, puedes consultar cualquier cosa en un momento dándote la respuesta en un segundo, son muchas las ventajas sobre todo en espacio y en ahorrar madera pero a la hora de leer un buen libro sigo pensado que el formato en papel es el mejor.

Espero que no desaparezcan nunca los libros.