Hoy cuando estaba tendiendo en la terraza, se escuchaba a un cantaor flamenco amenizando la mañana a mis vecinos, no reconocí quién cantaba pues no soy amante del cante, me gusta más lo que llamamos el flamenquito.
En ese momento se vino a mi memoria recuerdos de mi niñez, de aquellas mañanas cuando mi padre, amante de este género, solía poner cintas de casetes, pues tenía dos maletines llenos, el cabrero, Juanito Valderrama, Rafael Farina, Antonio Molina, La niña de la Puebla, Manolo Caraco entre otros sonaban de fondo mientras yo ayudaba a mi madre.
También solía ponerlas en el coche mientras viajábamos, algo que no nos gustaba ni a mi ni a mis hermanos, ya que a ninguno nos gusta el flamenco, y aunque protestábamos, no servía para nada, así que el viaje se hacía largo y tedioso, era lo que había, aunque se podía hablar durante el trayecto.
Ahora los niños viajan con los móviles y sus cascos escuchando la música que les gusta, a veces les hablas y ni se enteran que les estas hablando. En los viajes no se habla. Como cambian los tiempos.
En noviembre de 2017, Lidia hace
realidad el sueño de su amiga Marisa, ir al Teatro Real a ver la lotería de
navidad en directo. Fue una experiencia de la que disfrutaron, tanto es así,
que van todos los años desde entonces, bueno pues este 2019,invitaron a las madres, tía y amiga, a unir
se para compartir esa experiencia.
Al final solo fuimos Marisa madre
y yo. Bueno pues salimos de Utrera hacia
Madrid a las 6:30 de la mañana del 21 de diciembre. Cuando llegamos al
apartamento de las niñas, para dejar nuestro equipaje, nos fuimos a desayunar
para ir posteriormente a la cola, si
digo bien, pues hay personas que pasan más de 24 horas haciendo cola para poder
entrar, ya que el aforo está limitado a 350/400 personas.
Para algunas personas, ver la
lotería nacional en directo es algo que les apasiona y van todos los años. La
veteranía es un grado aquí, ya se conocen muchos de ir todos los años, además,
hay muchas personas quese disfrazan. En
la cola tienes que ver quién va delante de ti y no te puedes ir sin saber quién
va detrás, normas de la cola, además no te puedes ir sin más y venir cuando te
convenga, como un señor que siempre tenía algo que hacer, o bien comer, o bien
comer otra vez o ir se al bingo y volver a la hora de los churros, eso está muy
mal visto, si sales es para comer, pero no puedes pretender hacer como que
haces cola y estás en tu casa tan ricamente, por esta situacióntuvimos una trifulca con un señor. Hubo
personas que se quisieron colar pero nadie les dejo. Como anécdota puedo contar
que un señor con 84 años se puso a nuestro lado y nos dijo muy educadamente que
si le podíamos dejar pasar, que nunca había podido ver la lotearía en directo y le hacía mucha ilusión, hablamos con nuestros vecinos de atrás y con los de
delante y decidimos que el señor entrase con nosotros, para que nadie le dijese
nada, al señor se le saltaron las lágrimas dándonos las gracias y a más de una
de nosotras tambiénse nos escapó alguna
que otra lagrima.
Nosotras nos turnábamos en la
cola durante el día para comer o estirar las piernas, hasta la noche donde ya
nos quedamos las cuatro en sacos de dormir, las jóvenes en el suelo, encima de
cartones y las madres en sillas dentro de los sacos, yo particularmente parecía
una crisálida a punto de salir, jajajajaja. En aquellos momentos pensaba en la gente sin
techo, esas personas que pasan la noche en la calle entre cartones con ropa que
recogen, yo que estaba bastante abrigada, con camisetas térmicas, pañuelo,
chaquetón gordo, guantes… sentía el frío de la noche cuando corría el viento en aquella calle donde no había nada donde poder resguardarte de el.
Sobre las 5.30/6 de la mañana nos
dan churros con chocolate, se agradece después de pasar la noche en la calle.
Nosotras llevábamos anís “La Flor de Utrera” y mantecados los cuales repartimos
en la cola, algunas personas lo agradecieron el anís, que por cierto no era conocido. Antes de entrar nos disfrazamos de “buscando a wali”, fue una
odisea lo del disfraz, ya que lo dejamos para última hora y como es normal no encontrábamos
gorros ni camisetas como las de Wali, así que la abuela Kuki nos hizo los gorros,
estuvo hasta las 5 de la mañana haciendo gorros para que Marisa los pudiese
recoger antes de irnos para Madrid, es decir que la pobre estuvo prácticamente todo la noche haciendo gorros de lana. Nos fuimos a Madrid pensando que allí encontraríamos
las camisetas, pero nada más lejos de la realidad. Compramos rotuladores para tela y comenzamos a pintar las
rallas con pero no secaban rápido y pasamos al plan B, pegar trozos
de telas en forma de rayas, buscamos pegamento, pero como eran tantas rallas se nos acabó y empezamos a
coser las rallas, ya que el tiempo corría, estuvimos en la cola cociendo rallas, jajajajajaja. A las 8
de la mañana comenzamos a entrar al teatro, dejando en consigna las sillas, la
comida que nos sobro, etc, ya que está todo muy controlado y no dejan pasar nada.
El Teatro en la tele se ve más
grande, en realidad no lo es, aquello es una locura, las televisiones de toda
España están allí y comienzan a entrevistar a la mayoría de las personas que
están disfrazadas. A nosotras nos entrevistaron varias veces, bueno dentro y
fuera del Teatro, éramos como las actrices más famosas del momento. La verdad es que es muy emocionante estar allí. Aveces el cansancio de pasar toda la noche en la calle te puede y se te cierran los ojos, pero cuando sale algún premio todo el mundo aplaude y el Teatro se vuelve a animar.
Otra anécdota fue la aparición de
un joven, nos dio un cartel con la publicidad de unas chuches, y nos dijo que si conseguíamos que la publicidad
saliese por la tele nos mandarían una
caja con chuches a cada una. Bueno pues no recuerdo si salió o no, pero el caso es que Marisa
hija llamo para preguntar por las chuches y nos dijo que no nos preocupásemos que
llegarían, y efectivamente nos mandaron una caja con un variado de chuches,
jajajajaja.
Fue una experiencia inolvidable. No
sabía todo lo mueve la Lotería ni la cantidad de personas a los que le
apasiona ver la en directo Quizás volvamos otro año acompañadas de más madres a las que la rutina no les guste.