miércoles, 22 de octubre de 2014

REFLEJOS

Hoy, un día como otro cualquiera, en el que me siento melancólica, mi cabeza y mi cuerpo experimentan y sienten muchas cosas contradictorias.

Al mirarme al espejo, mi rostro y mi cuerpo reflejan el paso del tiempo, ese paso del que apenas nos damos cuenta pues se escapa poco a poco, muy lentamente y a la vez tan rápido, si, se escapa, por que si no fuese así yo no lo dejaría marchar.

No dejaría marchar la juventud, la alegría, esa energía que sientes cada día al despertar, esa sensación de querer hacer las cosas muy rápidas, como sino tuvieses tiempo, ese no pensar sino actuar, sin pensar en un mañana.

Ya no tengo esa juventud ni esa energía, cada día me cuesta más hacer cosas que antes las hacía sin pensar, ahora las tengo que pensar, meditar y sobre todo tener ganas. A veces me acuerdo de mi madre, de sus suspiros, de su mirada triste y melancólica, cada día la entiendo más, y creo que  me parezco más a ella.

Ese rostro del espejo me muestra el tiempo pasado, los buenos y malos, los tristes y felices, ya no es joven ni bonito, la madurez se va apoderando de el y de su cuerpo, aunque sientas por dentro que aun eres joven, que esa imagen del espejo no se corresponde con la tuya, te engañas a ti misma diciéndote lo bien que estas, sin darle importancia a esos dolores matutinos, al cansancio de los años. A pesar de ello  me siento feliz, pues vivo y sigo adelante, y pienso en ese paso del tiempo que se ira acoplando poco a poco a él sin darme cuenta, hasta que un día mirándome al espejo no vea en el a la niña que fui, a la joven llena de sueños e luciones. Mi espíritu seguirá siendo joven, pero mi cuerpo no acompañara a esa juventud, no responderá a sus insinuaciones.

Cuando somos niños queremos crecer muy rápido, queremos hacer cosas de mayores, las que no nos dejan hacer o ver, con el paso del tiempo te das cuenta de que todo tiene su momento y su lugar, todo llega, no hace falta correr, llega incluso antes de lo que imaginas.

Espero que el día en que me mire al espejo dentro de muchos muchos años y vea reflejado en el a una viejecita, espero que bien conservada, sienta que he tenido una vida plena y feliz, que todos los años que tienen mi rostro y mi cuerpo han valido la pena.

Aunque ese espejo no refleje a esa niña, yo en el fondo sabre que se encuentra escondida entre los años de toda una vida esperando a ser encontrada y volver a salir.