miércoles, 7 de noviembre de 2018

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

A veces cuando ocurre algo que no pensabas que podía pasar  solemos decir "ha sido el destino".

Bueno pues algo así nos pasó en nuestro viaje a Lisboa.

En el avión, en la revista de publicidad del asiento, vimos que en Sintra había un concierto de la cantante Ana Moura,  fadista portuguesa a la que Diego gusta escuchar, el sábado 3 de noviembre, coincidiendo con nuestra estancia en Lisboa.

Conseguimos las entradas, casi agotadas, el día antes del concierto. Tuvimos suerte de que la parada de trenes estuviese prácticamente enfrente de nuestro hotel, así que vimos los horarios de los cercanías para controlar los tiempos y poder llegar sin prisas, ya que es un viaje programado y tenemos libres las tardes.

Bueno, pues después de un día de visita en la localidad de Sintra, llegamos a Lisboa, nos acicalamos para volver a Sintra he ir a nuestro concierto.

Por la mañana preguntamos a nuestra guía dónde se encontraba la parada de trenes en Sintra y el lugar del concierto, nos dijo dónde estaban ambos lugares y tuvimos la suerte de que se encontrasen cerca uno del otro, por lo que prácticamente todo está bajo control.

Al llegar a Sintra, buscamos un lugar para tomar algo antes del concierto, ya que llegamos con tiempo, nos acercamos a un restaurante, no se si decir de alto nivel, solo que desde fuera parecía un lugar agradable y elegante  "LA TABERNA CRIATIVA", bueno pues al entrar, vimos que había mesas reservadas, preguntamos si podíamos sentarnos y nos prepararon una mesa en el centro del salón, nos sentamos y esperamos la llegada del camarero, la gente entraba, se sentaban, les servían, y nosotros éramos completamente ignorados, Diego y yo nos mirábamos esperando que alguien se acercase a nosotros, Diego llamo al camarero, pero éramos invisibles, así que después de esperar unos 20 o 25 minutos, le dije a Diego que nos íbamos, me levante y me salí a la calle, entonces al parecer se acerco uno de los camareros a traer la carta, Diego le dijo que habíamos estado esperando, que íbamos a un concierto y que llegaríamos tarde, le pidió disculpas, pero nos fuimos, fue algo  incómodo sentirte invisible mientras la gente pasa a tu alrededor.

Buscamos otro lugar para tomar algo rápido y encontramos un pequeño restaurante, menos lujoso, algo escondido llamado "SABORES DO MERCADO", al entrar vimos que estaba lleno, casi todo ocupado por una mesa larga del mismo grupo de personas, así que nos sentamos en la barra y pedimos unas cervezas, cuando Diego miró a la mesa, cuál sería su sorpresa al ver entre los comensales a la fadista de nuestro concierto Ana Moura, para asegurarse preguntó al dueño del local y este le dijo que era ella, estábamos encantados, sin querer habíamos llegado aun lugar donde nos trataron estupendamente, el personal era encantador, muy joven, atento y con educación, y además estaba la artista, a la que pedimos una dedicatoria, que nos hizo amablemente, y a la que tampoco le importo posar para un selfi.



Nos fuimos al concierto más que felices, el cuál fue genial, el auditorio estaba completamente lleno, Ana animo mucho a su público para que cantara sus canciones, las cuales se las conocían perfectamente,  y tocasen palmas, tanto la cantante como el público se entregaron para hacerlo inolvidable.

Bueno pues después de que la noche empezase mal acabo siendo increíble. No se si es el destino o no, pero como dicen "NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA".