martes, 18 de septiembre de 2012

MASCARAS

Tanto en los pueblos, como en las grandes ciudades, nos encontramos con gente de todas las edades, religiones o carácter. Siempre nos llama la atención personas por tener un físico determinado, por vestir de forma diferente a la nuestra o por otros motivos.

 En las grandes ciudades estas personas pueden pasar más desapercibidas que en los pequeños pueblos, donde todo el mundo se conoce y donde todos pensamos que tenemos derecho a opinar y a criticar a todos los vecinos del pueblo.

 En mi pueblo había un niño, callado, tímido, con una mirada triste y melancólica, siempre estaba solo, era el mayor de tres hermanos. Yo, en mi ignorancia, pensaba que era un niño tímido, al que le costaba relacionarse con otros niños. Al cabo de los años lo volví a ver y me costo reconocerlo, era alto, guapo, seguía con aquella mirada triste y melancólica de su niñez, pero lo que me llamo la atención fue su pelo largo, su manera de moverse, como vestia, entonces creí comprender el porque de aquella tristeza, su timidez y su soledad.

 Me resulta difícil pensar en todo lo que ese niño tuvo que pasar sintiendo que su cuerpo no correspondía a lo que él sentía en su interior, sintiéndose, quizás, un bicho raro, sin amigos y en un pueblo donde todos opinan sin importarles el daño que puedan llegar a causar, donde no puedes pasar desapercibido.

 Lo admiro, pues ha tenido el valor de no esconderse a pesar de su juventud y mostrarse tal y como es, un hombre que se siente mujer.

 Hay muchas personas con caretas puestas, que ocultan su verdadero yo, quizás por temor a ser rechazados por sus amigos. Viviendo una vida que no es la suya.

 La vida es muy corta para vivirla ocultando tu verdadero yo. Ya seas homosexual, bisexual, heterosexual, gótico, o de cualquier tribu urbana, quien no te acepte como eres no merece la pena y no lo debes considerar tu amigo.

 Tenemos que tener el mismo valor que demostró este joven para mostrarnos tal y como somos, puede que nos llevemos más alegrías que tristezas y al menos seremos sinceros con nosotros mismos y con la gente que de verdad nos quiere.

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