Si tuviera 12 o 13 años, esto sería motivo de alegría e ilusión, pues cuando se es niño, uno de nuestros mayores deseos es crecer y hacernos mayores.
Quizás para no tener que aguantar las regañinas de nuestros padres o tener más libertad y no ser tan controlados por ellos, no se cada niño tiene sus sueños para cuando sea mayor.
Mi caso es diferente, a una semana de mi 49 cumpleaños me siento mayor, siento han pasado estos años muy rápido y no hecho muchas de las cosa que quería hacer, bien por timidez, por venguenza o por no haber tenido la oportunidad.
Intento afrontar el paso del tiempo con ilusión, tener nuevas motivaciones que me hagan sentir bien. Aunque no lo creamos, el paso de los años nos hace parecernos a nuestros padres, y eso es lo que estoy sintiendo yo ahora.
Mi padre no quería envejecer, no quería vestir como los que el consideraba mayores entonces, decía que parecía más joven que mi madre, que tenía menor arrugas, cosas parecidas.
Yo no quiero envejecer, al igual que el, quiero seguir haciendo lo mismo que hacia antes sin cansarme como ahora, sin que aparezcan esos dolores por hacer lo mismo que antes, a veces me siento muy cansada y eso me entristece.
Me asusta crecer porque no se cómo será ese crecimiento, mi cuerpo crece a un ritmo diferente a mi mente, ella quiere bailar, divertirse, tiene energía para hacer muchas cosas, pero mi cuerpo no va a su ritmo, el se cansa y se recupera más lento.
A veces me siento como aquella adolescente llena de sueños y romanticismo cuando piensas que estas en el mejor momento de tu vida, y otras como mujer que ya ha llegado a lo más alto y empieza un suave descenso...
Como se ve el paso del tiempo, ellos creciendo hacia lo más alto y yo en el suave descenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario